Cómo reducir el estrés

2020-02-06

Cuando alguien dice estar estresado se puede encontrar con varios tipos de respuesta. Una de las más comunes es cuando alguien le anima a no preocuparse demasiado por las cosas que ocurren a su alrededor

Cuando alguien dice estar estresado se puede encontrar con varios tipos de respuesta. Una de las más comunes es cuando alguien le anima a no preocuparse demasiado por las cosas que ocurren a su alrededor

Cuando alguien dice estar estresado se puede encontrar con varios tipos de respuesta. Una de las más comunes es cuando alguien le anima a no preocuparse demasiado por las cosas que ocurren a su alrededor, por intentar relajarse, no tomárselo tan a pecho, la típica frase redicha y recursi de “si no tiene solución ¿para qué preocuparse? Si tiene solución ¿para qué preocuparse?” Pues sí, me preocupo y mucho. Otras personas, algo más Zen, te invitan a que hagas clases de yoga con posturas imposibles, técnicas de respiración que a veces sólo llevan a hiperventilarnos, tomarse un té mientras lees a algún autor de barbas largas iniciándole en el mundo de la meditación cuando ni entiendes al “barbas” ni te gusta el té de ninguno de los colores del arcoíris. Y es precisamente aquí, con estas respuestas, donde se desmoronan todas las teorías y donde todos los autores comienzan a buscar en sus libros con cara de póker diciendo, ¿y ahora qué, ooohhhmmmm?

Lo que venimos a decir con esto, es que vencer el estrés no es de manual, no es algo fácil de eliminar con tan sólo pensarlo, hay que ir más allá de las meras indicaciones y teorías y ser capaz de poner en práctica la búsqueda de soluciones reales, y adaptadas a cada uno de nosotros. No todos valemos para realizar el ¡ohhmmm! mientras nos tomamos un té. Vale ¿y ahora por dónde salgo?

La verdadera práctica empieza por preguntarte a ti mismo si estás dispuesto a cambiar algo, y hasta que no seas fiel a tu idea y quieras realizar el cambio, de nada va a servir que lo pretendas. La pretensión no lleva a la acción. Después hay que ser valiente y buscar el problema de raíz, no lo superficial. Realmente es como un fuego, de nada sirve ir apagando de aquí y de allí cuando el foco del mismo sigue en pleno apogeo. Es como querer el chicle del chupachups sin probar el caramelo. No hijo no, dale al chupeteo hasta que se te desgasten las papilas y ahí sacarás el chicle. ¿Quién te dijo que iba a ser fácil? 

Me paso la vida hablando en mis cursos de los objetivos SMART, sí, eso que está tan trillado que ya lo recitamos como el “Padre nuestro” aunque seamos ateos, pero ¿quién lo pone realmente en práctica? Os recuerdo que la teoría no sirve más que para llenar libros de ideas, pero si no las ejecutas, estas ideas cogerán el mismo polvo que los libros almacenados en el estante. Vamos allá:

  • Específico: Primero haz que tu enfoque sobre la razón de ese estrés sea algo concreto, no vale decir “me estresa el trabajo”. Si no eres capaz de ponerle cara o ir separando poco a poco las cosas, no será viable que ataques el problema de frente. ¿Qué es lo que te estresa de tu trabajo? Los compañeros, tu jefe, la sobre carga, tu horario…Una vez que lo hayas repartido en distintas parcelas debes priorizar aquella que consideres que es más urgente y comenzar por ella. Si atacas a tu jefe, a la sobrecarga y a los compañeros, al final el que se lanzará por la ventana serás tú mientras todos ellos, con gorritos de fiesta, celebran haberse quitado al “amargao” de encima.
  • Medible: Debe ser medible, decir de manera genérica “me estresa el trabajo” no sirve de nada. Es medible cuando somos capaces de reducir el problema mediante algo cuantificable u obtenible en el tiempo “me agobia tener que hacer 10 pólizas cada día”, “me irrita tener reuniones de negocios yo sólo porque son violentas”, “me ofende que mi jefe cada vez que me llama me hable mal”. Cuando hablamos de medibles no tienen por qué ser contables numéricas (1,2 y 3), pero sí debemos conseguir determinarlas de una manera concreta describiendo la sensación que nos provoca: irrita, ofende, agobia… para poder ponerle nombre al problema e intentar encontrar la solución a ello. ¿Si no sé qué sensación produce, cómo sé cómo estoy? ¡Me irritas! esto suena a cabreo por lo que debo hacer algo que controle mi impulso de…
  • Alcanzable: Si yo marco un objetivo para superar mi estrés, éste debe ser alcanzable. No valdría con decir “mi objetivo es dejar el trabajo”. Sí, pero ¿te has planteado qué vas a hacer después? ¿Cómo vas a llevarlo a cabo? Las decisiones que tomes deben ser llevadas a cabo de una manera viable y no suponiendo un nuevo manantial de estrés. Si dejas el trabajo irás al paro, no cobrarás ningún tipo de prestación, por lo que tu estabilidad económica y rutina de vida se verá afectada. Si tu idea es “buscar otro trabajo porque esto no lo aguando más” bien, has tomado una decisión y esta puede ser alcanzable, pero para ello debes fijarte de nuevo unas metas, comenzar a actualizar tu CV, iniciarte en la búsqueda de empleo y dedicarle tiempo a preparar las posibles entrevistas. Si, ya sé que cuesta, pero es que si no, no estarías estresado ni leyendo esto. Recuerda que sólo alcanzaremos algo si está bien definido y no da lugar a error o mezcolanza de ideas, lanzarnos al abismo sin paracaídas no es más que una especie de suicidio no anunciado y eso no te va a gustar…ni a ti, ni al que le pille debajo.
  • Realista: Este es el resultado de unir alcanzable y específico. “Si fuera el dueño del imperio Inditex haría…”. Sí, buen intento, pero no eres el dueño ni lo vas a ser, por lo que esto no sirve. ¡Inténtalo de nuevo! Tu objetivo debe estar centrado en algo que sí sea viable. Si has estudiado un módulo de empresas y quieres ser neurocirujano no es realista, a no ser que comiences a estudiar la carrera y en aproximadamente 6 ó 7 años lo consigas, ahí te diré que sí es realista. Pero vivir de sueños e ilusiones te harán jugar dentro de un laberinto sin ir directo a la cuestión que te ha llevado ahí, consiguiendo que tu estrés siga campando a sus anchas. Busca de qué manera real puedes vencerlo, cómo puedes atacar al problema de “mi jefe me grita”, “el problema son mis compañeros” o “tengo sobrecarga”. El muro de las lamentaciones no es tu puesto de trabajo, estás muy lejos del perímetro de la Cúpula de la Roca. Puedes darte de bruces contra lo que quieras, pero ni es el propósito de los judíos, que lo hacen por una razón auténtica en su muro, ni debería ser el tuyo porque lo vas a hacer cabreado, sin ánimo de meditación y eso duele, duele un quintal.
  • Medible en el tiempo: Básico, ponle fecha para comenzar y para terminar. Si has optado por hacer deporte como vía de escape deja de poner excusas cada día que llegues a casa y veas las zapatillas de deporte en el armario, sí, esas que compraste el día que te decidiste y que aún el blanco nuclear ciega a cualquiera. Coge las zapatillas por los cordones, póntelas en los pies y sal a correr, o a caminar, o a sentarte en un puñetero banco del parque a comerte una bolsa de pipas. La cuestión es: ¡Haz algo! ¡Y Hazlo ya! ¡Deja de decir que estás estresado porque estresas a mí!

Sí, ya sé que nada de esto es fácil, pero por intentarlo no pierdes nada, ponlo a prueba por ti mismo porque yo no puedo salir del monitor, cogerte de la oreja y empezar a hacerlo por ti. Una vez que identificamos el origen de aquello que nos genera estrés no nos queda más remedio que hacer algo para remediarlo, no podemos pasar la página y repetirlo como “el día de la marmota” una y otra vez (qué película más estresante, ¿eh?). El estrés cada vez será más fuerte y menos las posibilidades de que queramos hacer algo, la serotonina estará cada vez más baja de niveles por lo que nos recrearemos en un estado de pesadumbre y dejadez. Tener el impulso le dará fuerza a dicha sustancia ¡INTENTA ALGO!

Necesito que tú me ayudes a que este artículo cobre sentido porque al fin y al cabo este es mi objetivo “vencer mi estrés provocado por ver que la gente no hace nada por remediar el suyo”.

  • Específico: Ofrecer opciones para superar el estrés (o meterlo debajo de la alfombra).
  • Medible: Escribir un artículo para ello (aunque no les guste).
  • Alcanzable: Una vez escrito colgarlo en mi blog y animar a mi madre, que es la única que me lee, a que lo ponga en práctica (¡aquí no fallo!).
  • Realista: Animar a que la gente haga algo es más que realista (he ofrecido hasta la opción de las pipas para los más vagos).
  • En el tiempo: lo pensé el viernes y ya está acabado.
  • ¡OBJETIVO SUPERADO!

Aunque siempre quedará el barbas, el té y el ¡Ohhhmmmm!

P.d: Con todos mis respetos a la gente que practica la meditación u otras ideas sugeridas en este artículo. Sólo se pretende, en clave de humor, ayudar a quien pueda valerle. Sin ánimo de ofender o ridiculizar ninguna opción, creencia o práctica.

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